En la mitología griega, hija de Zeus y diosa de la sabiduría y la guerra, llamada también Palas Atenea. Interviene en los momentos decisivos de la acción y aparece siempre en la Ilíada como una diosa prudente y de mirada centelleante. Era parte de los doce olímpicos.
Recibió culto en toda la Grecia Antigua y en toda su área de influencia, desde las colonias griegas de Asia Menor hasta las de la península ibérica y el norte de África; en la mitología romana se le conoce como Minerva. Jamás se casó o tuvo amantes, su virginidad fue perpetua.
En el frente de batalla, en la guerra, era imbatible, ni el mismo Ares, dios olímpico de la guerra, pudo derrotarla. Fue patrona de muchas ciudades, pero Atenas fue su preferida, también protegió a muchos héroes y otras figuras mitológicas.
Atenea aparece como la hija favorita de Zeus, nacida de su frente ya completamente armada, se dice que después de que se tragase a su madre, la titánide Metis.
Se decía que Atenea sólo favorecía a los hombres que tenían coraje y astucia, y aquella fortaleza espiritual que se hacía patente en los planes y los pensamientos, en los atrevimientos y los ardides. Donde esta fortaleza estaba presente, allí era más fácil encontrar a la diosa, y donde se encontraba con su ayuda, allí estaba asegurado el logro, pues en los dioses, a diferencia de los hombres, querer y lograr son la misma cosa.