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El abeto y el espino

Esopo

  

     Disputaban entre sí el abeto y el espino. Se jactaba el abeto diciendo:
 
-Soy hermoso, esbelto y alto, y sirvo para construir las naves y los techos de los templos. ¿Cómo tienes la osadía de compararte a mí?
 
-¡Si recordaras -replicó el espino- las hachas y las sierras que te cortan, preferirías la suerte del espino!
 
El soberbio perece y el humilde permanece.

 

                                                                     ******

 

 

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