Fábulas: José Fernández de Lizardi
Ya de las azucenas,
ya de las clavellinas,
dulce néctar chupaba
la oficiosa abejilla;
el zángano envidioso
con fisga la decía:
—Tonta, ¿para qué sacas
zumo a las florecitas?;
si para hacer tu miel,
es cosa que fastidia;
si para cera… ¡vaya
ocupación mezquina!
La lechuza no aprecia
la luz de tus bujías,
ni al jumento le gusta
de tu miel la ambrosía;
con que saco por cuenta
que todas tus fatigas
son, sin ninguna duda,
valientes fruslerías.
La abeja le responde:
—Insecto necio, mira:
con que saco por cuenta
mis panales admita,
de ti y tus semejantes
despreciaré la risa.
Así digo al autor
que, sólo por malicia,
hace apólogo impropio(a)
del piojo y las hormigas.
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