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El cinturón de Hipólita

Ánfora ática

Admete, la hija del rey Euristeo, ambicionaba el cinturón de oro de Ares que Hipólita, reina de las amazonas. Obtenerlo fue el noveno de los Heracles. En nueve barcos y acompañado de algunos voluntarios como su escudero Yolao, Telamón de Egina, Peleo de Yolco y hasta Teseo de Atenas, Heracles se hizo a la mar en busca del río Termodonte.

Las amazonas, hijas de Ares y de la náyade Harmonía, nacieron en los valles de la Harmonía, en Frigia. Algunos piensan que su madre es Afrodita, o bien Otrere, hija de Ares. Vivieron en un tiempo junto al río Amazonio, que hoy se llama Tanais en honor de un hijo de amazona Lisipe que ofendió a Afrodita. Para vengar la afrenta, Afrodita hizo que se enamorara de su madre, pero Tanais rechazó la relación incestuosa y se arrojó al río, donde se ahogó. Buscando alejarse de aquel sitio para evitar reproches del alma del hijo así sacrificado, Lisipe condujo a sus amazonas por el mar Negro hasta una llanura situada junto al Termodonte, nacido en altas montañas.

Aun hoy, las amazonas solo reconocen el matriarcado. Guerreras implacables, fueron las primeras en usar la caballería. Llevan arcos de bronce y escudos en forma de media luna; sus yelmos, ropas y ceñidores son pieles de animales salvajes. Rinden culto a Ares y a Ártemis Taurópoda.

Al llegar a desembocadura el río, Hipólita visitó a Heracles y le ofreció el cinturón como prenda de amor. Pero Hera, disfrazada de amazona, esparció el rumor de que esos extranjeros querían raptar a la reina de las amazonas. Las mujeres guerreras montaron en sus caballos y atacaron el barco. Heracles mató a Hipólita, le quitó el cinturón y el hacha doble y se preparó a la defensa. Mató a muchas de ellas y a sus cacicas y puso en fuga al ejército.

Hay quien dice que fue Teseo quien se apoderó de Hipólita y regaló el cinturón a Heracles, quien en cambio le permitió esclavizar a Antíope, otra de las reinas Amazonas. O que Hipólita se negó a entregar su cinturón y sostuvo con Heracles un duelo singular donde él la derribó del caballo, se lanzó sobre ella y le ofreció dejarla con vida, pero ella prefirió morir antes rendirse. Heracles entregó el cinturón, que fue recibido por Admete. Aún hay amazonas en Albania.

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