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El grajo soberbio y el pavón

Fábulas: Fedro

Para que á nadie se le antoje lucirlo á costa ajena, antes bien cada uno se ciña á vivir según su estado, propuso Esopo este ejemplo.

Un Grajo hinchado de vanidad, recogió las plumas que se le habían caido á un pavon, y se engalanó con ellas. Luego desdeñándose de sus iguales, se metió entre la hermosa manada de los pavones. Ellos despojan de las plumas hurtadas al ave atrevida, y la echan de sí á picadas. El grajo mal parado comenzó á volverse mustio á los de su especie, de los cuales desechado también, padeció grave sonrojo. Entonces uno de aquellos, á quienes había despreciado antes, le dijo: si te hubieras contentado de vivir entre nosotros, y querido pasar con lo que te dió la naturaleza, ni hubieras padecido aquella afrenta, ni en tu calamidad tuvieras que sentir esta repulsa.

Conténtate con tu suerte.

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