Saltar al contenido

Fray Angélico

Guido di Pietro

Fra Giovanni de Fiesole, más conocido como Fray Angélico. Pintor florentino cuatrocentista. Nació en 1387 en el pueblo Vicchio, cerca de Florencia. Joven entró a la Orden de Santo Domingo, a los veinte años, y en Cortona pasó su noviciado.

Fray Angelico, de Luca Signorelli,

Conocido también como el beato Angélico. Parece que ya antes de profesar había demostrado actitud para la pintura; pero teniendo que salir desterrados de Fiesole los frailes a cuya comunidad pertenecía pasó a Foligno, cerca de Asís, y allí pudo estudiar los frescos de Giotto. De la Placida región de la umbría aprendió el paisaje de sus fondos, llenos de arbolillos y montes bajos, dorados por la luz de un cielo límpido, viéndose a menudo a lo lejos el resplandor del lago Trasimeno.
Aquel fraile piadoso debió de recoger todos los secretos de la técnica, ya que sus tablas se conservan aún con la misma frescura y brillo que tenían cuando fueron pintadas. Sin excesivos deseos de perfección que le hicieran buscar procedimientos nuevos, los frescos y tablas de fray Angélico son tan nuevos hoy como el día que los terminó. Los temas son siempre religiosos. Fue virtuosismo, humanismo, como dice Vasari, sobrio y casto, diciendo a menudo que para cultivar el arte hacía falta quietud y que “el pintor de Cristo debía estar siempre con Cristo”. Es curioso el detalle, que recuerda Vasari, de que no retocaba nunca sus pinturas, por creer que así habían sido inspiradas por la voluntad de Dios.
Fray angélico tuvo una reputación extraordinaria. Su fama se extendió por toda Italia, y fue solicitado por el Papa para trabajar en Roma y también por el Cabildo de Orvieto por las más ricas comunidades de Toscana.
Pintó muchas tablas destinadas a los altares de iglesias monásticas, bellísimo retablo de la Anunciación, del Museo de Madrid, procede del convento de su Fiesole. Allí todavía se guarda otro altar suyo con la Virgen rodeada de santos y santas. Generalmente desarrollaba en sus altares una sola composición central, con innumerables figuras, todas dibujadas sabiamente, hasta el menor detalle, fijándose en las fisionomías, en los gestos y has en el color del vestido de cada una para resumir simbólicamente, con el pincel, la leyenda de su piadosa vida, pero a pesar de tanta minuciosidad, la gama multicolor se resuelve siempre en una celestial profusión de luz. Los fondos son también claros; su campo es dorado o azul, por donde pasan algunas nubes radiantes, que forman un contraste vivísimo de realidad.
Fray Angélico murió a los sesenta y ocho años, en 1455, en Roma y fue enterrado en la iglesia de la Minerva. El Papa humanista Nicolás V compuso su epitafio.
Texto tomado de la Enciclopedia Salvat, Historia del Arte, Primer Renacimiento.

La Anunciación, Museo del Prado, Madrid

Imágenes Relacionadas: